sábado, 10 de mayo de 2014

JONY Y EL PESO DE LA JUSTICIA FEDERAL III

Por Rafael Elía

Jony vendía.

Su causa no era muy grande, tendría cien fojas
Tenía varias. Todas por lo mismo.
Me acuerdo cuando vino al juzgado a notificarse de la formación de la causa.
Nos miramos y los dos nos dimos cuenta que nos conocíamos.
Él no dijo nada, yo tampoco.

Jony vendía.

Lo agarraron en la calle principal, un poli y un municipal.
Y esto no es una canción de Calamaro.
Decía que un par de días no tuvo para aportar y le labraron el acta.
Que todos los que vendían estaban arreglados.
Era verdad, los dos lo sabíamos.

Jony vendía.

Unos días después vino a la indagatoria.
Tenía su bolso verde.
Lo acomodo abajo del escritorio de José.
Lo dejó entre las piernas.
Yo me dí cuenta; él también que yo lo había visto

Jony vendía.

No lo negó en la audiencia.
Dijo lo mismo, lo de la coima.
Y que lo que secuestraron era del otro pibe.
Al bolso lo miraba todo el tiempo, mientras declaraba.
Se fue y nos miramos cómplices. 

Jony vendía.

José nunca lo dudó. Y entendió lo del bolso
Intentó convencer al juez, que lo que hacía no era grave.
Me preguntó después, consternado, qué hacíamos ahí.
A la hora, lo encontré a Jony por la calle con el bolso.
A los dos nos costaba pronunciar high school musical.

Jony vendía.

Así lo dijo el procesamiento.
Yo ya sabía. Todas las tardes me lo cruzaba de vuelta a casa.
Siempre en el mismo lugar, con sus cd`s y películas en la mano.
Y parece que los demás también sabían.
En el juzgado, todos le compraban.




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